RESUMEN
Cuando se requiere una hospitalización en los primeros tiempos de vida, los rituales de celebración y el encuentro en el hogar con los otros integrantes de la familia resultan pausados por un período de internación que suele ser prolongado. La incertidumbre por el estado de salud, e incluso por la vida en sí misma, se pone en primer plano, dando lugar a sentimientos tales como la angustia, el temor y la culpa.
Como agentes de salud, revertir y aminorar los efectos de la internación se convierte en un desafío, y la inclusión de la dimensión afectiva y los cuidados por parte de su familia, en una obligación ética. A partir de una experiencia de trabajo en una neonatología, se comparten líneas de acción y de desarrollo de estrategias.